sábado, 17 de octubre de 2009

Políticamente, a la española...

Hace ya algún tiempo prometí a un buen amigo dedicar una entrada a la corrupción…sé que la petición no era gratuita, pues casi fui acusado de no ser imparcial a la hora de abordar mis temas (vaya novedad, si quisiera ser imparcial, lo sería).

Esta entrada llevaba unos meses en el baúl de mis choses à faire, y hete aquí que ha debido ser modificada a causa de las nuevas que nos están llegando por parte de las decisiones judiciales y políticas relacionadas con los despreciables casos de corrupción que están minando la credibilidad del PP valenciano…bueno, y el nacional.

Efectivamente, altos cargos y directivos del partido político lidera un pelele moral y político, han sido imputados, juzgados y condenados por delitos de corrupción; si embargo, pese a pesar sobre ellos el peso de la justicia, la organización política sigue defendiendo su inocencia (en el caso de Costa, tesorero valenciano, el PP ha perdido todo el control), y se confirman así mis temores sospechas: nadie podrá salvarnos de la clase dominante, estamos completamente solos ante la desidia de nuestros gobernantes y el mal hacer de nuestras instituciones.

Y es que España rebosa de nuevo, como en muchas otras ocasiones (de ahí el título) la corrupción que debilita a un Estado y acaba con sus instituciones y su credibilidad.

El PP es el más claro ejemplo, pero no podemos olvidar a Manuel Chaves y las modificaciones en la ley para poder subvencionar la empresa donde trabaja su hija; tampoco podemos olvidar a la ex alcaldesa de Córdoba, militante de IU, que cerró el incómodo diario que la criticaba, dando muestras de una increíble apuesta por la democracia y la libertad de expresión…por cierto, no sufráis, el periódico ha vuelto a abrir sus puertas, para mejoría de la salud intelectual pública.
La imposición de Educación para la Ciudadanía, el caso Madoff, las extrañas adjudicaciones de licencias al grupo PRISA, brazo mediático del PSOE; los casos de espionaje en la Comunidad de Madrid…

Es cierto, mucha es la carga que nuestras desgastadas espaldas tienen que volver a soportar.
Pensemos que, cuando los que tienen que dar ejemplo de dignidad, se vuelven corruptos, qué importa que nosotros nos volvamos revolucionarios…

La sociedad debe poner freno a la decadente tendencia de nuestra clase política o nuestra decadente clase política pondrá freno a las aspiraciones de la sociedad.





1 comentario:

  1. Delicado y vergonzoso tema el de la corrupción mi querido amigo, y digo esto penosamente no por ser el motivo precisamente de tener esta lacra de personajes políticos corruptos que supuestamente nos representan a todos los ciudadanos , sino por la indecencia que raya la poca dignidad exenta de todo orgullo de la que demostramos diariamente carecer nosotros mismos .

    Si mi querido amigo, nosotros mismos.

    No echemos las culpas de la vergüenza que sentimos al vernos representados por estos políticos , cuando realmente deberíamos de sentir vergüenza de nosotros mismos al consentir que estas acciones puedan ocurrir y dicho sea de paso , permitir que queden sin castigo .

    La impunidad de estas corrupciones por parte de nuestros representantes políticos, son el fruto de nuestra incapacidad e irresponsabilidad cívica y democrática que nosotros los ciudadanos votantes no exigimos.

    Seamos primero nosotros los primeros responsables de dar nuestro voto a quien merece ser elegido libremente según la ideología política que cada uno queramos tener, depositando en este voto democrático nuestro sentido del deber , pero teniendo paralelamente muy en cuenta también que si este voto no es correspondido por el personaje político elegido , con la honestidad y el buen hacer que nosotros como ciudadanos libres y democráticos hemos depositado en el , también se le será exigida con la misma contundencia y responsabilidad , que se le sea aplicado el fallo judicial en su total integridad , según la magnitud del delito que este corrupto político halla causado a la sociedad .

    La clase política en general no es ni buena ni mala , si no los componentes humanos que a modo individual integran sus filas y que con el fruto de sus acciones la decantan hacia uno u otro lado, aunque realmente, somos nosotros los votantes los que permitimos que se nos siga humillando y engañando al no exigirles con el dialogo de las urnas que se repare nuestro agravio y se nos devuelva el respeto que merecemos como pueblo votante y democrático, que dicho sea de paso, jamás debió de verse afectado si el propio partido político hubiese sido celosamente vigilante de la custodia y confianza en el depositada por los ciudadanos .

    Hay culpables políticos esposados en los juzgados, aunque en el juego de esta España democrática que entre todos hemos creado, cada uno de nosotros de una forma u otra deberíamos de estar sentados en los mismos banquillos acompañándoles también como imputados.

    Unos por corruptos y otros por necios desmemoriados al seguirles votando.

    ResponderEliminar