viernes, 12 de junio de 2009

Exámenes, jóvenes y cultura.

Un año más, como desde tiempos inmemoriales, los exámenes de Selectividad llevan a miles de alumnos a probar los límites de sus nervios. Un año más, cientos de personas se preparan para entrar en el mundo universitario, para ser fagocitados posteriormente por el mundo laboral.

Leía, cuando yo mismo me preparaba para el temido momento, que las pruebas de Selectividad no eran más que un mero trámite, un ritual por el cual un infante pasaba a ser un adulto en términos académicos...y, por desgracia, no le faltaba razón.

Resulta muy triste el hecho de que tantas criaturas, que otrora pulularan felices en sus niditos de algodón mientras hacían planes sobre un incierto futuro, hagan que muchos nos enfrentemos a la cruda realidad: siguen siendo polluelos incapaces de crecer y, como si del perverso superhombre de Nietzsche se tratara, de evolucionar hacia un algo más grande.

Me encuentro con algún conocido aquí, con algún amigo allí, y con alguien más en sabe Dios dónde. El tema de conversación es obligado y obligatorio. Nada ni nadie puede escapar del tormento que viene a continuación: "estoy preparándome ya para Selectividad, a ver que nota saco, la verdad es que estoy algo nervioso"...una declaración sencilla, corta y demoledora como el propio mal que representa.
Dicen que se preparan para sacar buenas notas y poder ir a estudiar las carreras que más les gustan, otros aseguran que la nota no es muy importante porque su carrera requiere un 5 para entrar, otros miran el calendario para darse cuenta de que ya llegan tarde al estudio de las materias pertinentes, otros se irritan al ver la tricomía.

La realidad que viven nuestros alumnos, y que no quieren ver, es otra muy distinta: resulta que han pasado dieciocho años de su vida aprendiendo de memoria un cúmulo de datos previamente plasmados en libros "para no aprender", alcanzando la cima del conocimiento gracias a cuatro párrafos de nada escondidos tras portadas de múltiples colores. Sí, han hecho todo esto en lugar de aprender de verdad a cerca del mundo que los rodea y en el que van a moverse; y no hablo de "vivir la vida", hablo de formarse como seres humanos, trabajar y pulir la mente hasta darle verdadera forma humana.

A menudo salen de fiesta, beben, fuman...y si no, da igual, viven despreocupados de todo cuanto les rodea y escape a lo que crean que no pueden llegar a comprender porque no estaba escrito en sus magníficos libros, fuentes de todo saber. A menudo llegan a los exámenes con la lección más que aprendida y la vomitan en pos de una buena nota; sin embargo, cuando abren esas enormes bocas son capaces de armar el mayor de los estropicios.

Pregúntenle a nuestros jóvenes en qué consiste el socialismo, el anarquismo, el liberalismo; pregúntenles quiénes fueron Julio César y Bruto; pregúntenles cuál es la capital de Eritrea; pregúntenles por qué principios se rige el diablillo de Descartes; pregúntenles por los principales líderes políticos del momento...la respuesta será un contundente "¡uf, yo es que de eso no entiendo, yo tengo bastante con la Selectividad!".

Bien, alumnos del mundo, les deseo la mejor nota para sus exámenes y que logren alcanzar el mayor de los éxitos en sus respectivas vidas; pero piensen que, aunque se hagan los médicos o abogados más prestigiosos del mundo, sin la adquisición de la cultura, habrán fracasado en el examen de la vida (y para ese no hay recuperación) porque el mayor de los placeres no es aprobar un examen y celebrarlo con los amigos; el mayor de los placeres es intentar entender el mundo y poder comentarlo con los amigos.

2 comentarios:

  1. Desde mi humilde punto de vista, y como se ve reflejado en ciertos pasajes del artículo, el proceso de "estudiar" hoy en día está tan mecanizado que se ha transformado en un concepto OPUESTO a APRENDER. El objetivo de aprender es obtener conocimientos sea por el medio que sea que puedan aplicarse al mundo real, y, lo más importante, que perduren para siempre en aquel que los ha obtenido, permitiéndole resolver todo tipo de situaciones sin tener que echar mano de su inseparable libro de texto. La Selectividad no es más que un examen, uno más importante o extenso o conocido, pero un examen al fin y al cabo al que los alumnos acuden a “vomitar” los escasos datos obtenidos a base de empollar sus libros de texto, que pasan a olvidar a continuación. Sería interesante comprobar si pasado el verano y la fiesta alguno de estos estudiantes recuerda aquello que tan penosamente memorizó para superar la temida Selectividad.

    ResponderEliminar
  2. ¿Por qué se estudia usando el instantáneo método de la memorización y el posterior olvido? ¿Por qué no se confía en el empirismo como forma de aprender, y no se permiten otras fuentes para el estudio que no sean los libros de texto señalados por el “sistema educativo”? Creo que la respuesta la tienen aquellos que más daño están haciendo a la educación actualmente y que más estúpidos y desinteresados cada vez están volviendo a nuestros jóvenes: el gobierno y los pedabobos… perdón, pedagogos. Esa gente cree que la educación de un joven de naturaleza voluble y por lo general con pocos conocimientos de la vida se basa en una serie de reglas o normas que pueden dictar a su antojo y que “son provechosas para los jóvenes”. Nos manejan, nos idiotizan, nos preparan para una vida de esclavos, ¿cómo?: negándonos la educación que merecemos. Pero la verdadera tragedia es que los jóvenes aceptan esta situación, al fin y al cabo, “cuanto más fácil mejor”, y son incapaces de ver más allá de lo que el sistema educativo les impone. Todo esto influye directamente en que los jóvenes se vean tan repelidos por el estudio, y a la hora de estudiar utilicen la “técnica del lorito” para rellenar correctamente un examen y pasar a desentenderse de lo estudiado, en lugar de retenerlo. PERO EL SISTEMA EDUCATIVO NO SE MOLESTA POR ESTA FALTA DE APRENDIZAJE, SINO QUE LA PROMUEVE, DADO QUE LO ÚNICO QUE LE IMPORTA SON LAS CIFRAS. Yo jamás he gustado de sacar “dieces” ni me he visto en obligación de pasar cinco horas seguidas estudiando el día antes de un examen porque yo he leído mucho antes de llegar a donde estoy. La clave de la educación es LEER e informarse POR OTRAS FUENTES distintas a las que nos dictan aquellos que configuran las leyes para la educación. Si, como la mayoría de los jóvenes, nos limitamos a estudiar lo que nos proporcionan sin ir más allá por nuestra propia cuenta, acabaremos siendo tan ignorantes como ellos.
    Así pues, respondiendo a otra de las preguntas que se plantean: ¿es un placer estudiar? No. En absoluto. Estudiar es fastidioso, estudiar es tener que memorizar un montón de cifras y nombres y relacionarlos con fotos de señores con bigote que no me sirven de nada, porque ya están muertos. Estudiar es tener que memorizar una barbaridad de conceptos inútiles que “no entiendo”. Ni siquiera para mí, ardiente defensor de la sabiduría, estudiar ha sido nunca un placer. No obstante, siempre que me he sentado a leer obras y fuentes que van más lejos de lo que me veo forzado a aprender, me he sentido realizado e incluso he disfrutado, sabiendo que aquello sí contribuía a mi aprendizaje, y no una serie de datos impresos en un papel. El que quiere aprender, debe abandonar los habituales métodos de estudio a favor de una investigación propia. Si nos acomodamos a las normas que el decadente ministerio de educación nos dicta, acabaremos siendo poco más que borregos ignorantes entre la masa de los mediocres de esta sociedad.
    El que quiera salvarse, que salte del bote y no le tenga miedo a caer en el agua, que si bien nadie le ha enseñado a nadar, él mismo lo aprenderá rápidamente. El que quiera de verdad obtener conocimientos útiles, que no se ciegue en la aparente seguridad de la embarcación que lo dirige a la ignorancia y busque nuevas vías de obtener la sabiduría que se merece. Es un camino que se debe tomar solo. Yo no puedo ayudarle.

    Edward Blunt

    ResponderEliminar