viernes, 26 de junio de 2009

Una vez más, la Iglesia...

Hoy quiero, gracias a un puntual comentario, dedicar mi entrada a luchar contra los que, sin ninguna razón, se dedican a criticar y apalear con bífidas lenguas a la Santa Madre Iglesia.

A lo largo de mi vida he tenido que escuchar numerosas críticas que, alejándose peligrosamente de la verdad, pretenden minar la estabilidad de la institución inintermitentemente existente más antigua de nuestro diminuto mundo.
Entre estas atroces críticas de niño que aun no ha aprendido a leer pero que demuestra una cierta predisposición al absurdo, se encuentra la tan famosa "quemaban a personas inocentes"...bien, eso es muy cierto; pero he aquí que se olvidan de algo: hoy, los Estados de Occidente son laicos; la Iglesia abandonó hace algunos siglos esa cruel práctica para buscar la Verdad; y el anterior Papa, Juan Pablo II, pidió públicamente perdón por las atrocidades cometidas al malinterpretar la Palabra.

Otra de las críticas, esta menos oída porque requiere un cierto grado de entendimiento que pocos llegan a alcanzar, es la de "¿por qué no se nos permite hacer ciertas cosas?, ¿qué autoridad moral tienen los curas?" y, en un alarde de autosuficiencia mental, los hay que añaden que "en la Prehistoria no pasaban estas cosas porque la Madre Natura lo era todo"...¿por dónde empiezo?.

Otra aun más rebuscada es "¿y por qué me tengo que creer que el mundo fue hecho en siete días y Adán y Eva no surgieron de la evolución?, ¿por qué Dios, si es un dios, no hizo esto o aquéllo, que es más lógico?"...¡Dios, perdónalos, porque no saben lo que dicen!

Lo cierto es que cuando nacieron las primeras sociedades y los individuos comenzaron a preguntarse el porqué de todo cuanto ocurría a su alrededor, nada de lo que hoy nos parece (bueno, para unos más que para otros) normal, existía. He aquí que los primeros hombres empezaron a intentar dar explicación al orden reinante en el universo, y empezaron a inventar dioses y criaturas mágicas que quedaban representadas en los elementos naturales (no, cabezas cuadradas, no hablo sólo de tierra, agua, fuego y aire; eso se lo dejo a Dan Brown para que os coma el coco con complots religiosos), nace así las primeras religiones: las animistas, que ya empezaron ha establecer rituales cuyo centro era el chamán, conocedor de las propiedades de ciertos elementos naturales y, por ende, del poder de los seres supremos.

Aquí he de hacer un pequeño inciso para aclarar que, cuando hable de religión, no me refiero a una manifestación religiosa concreta ni a las instituciones que puedan representarla, sino a la relación que establecen los seres humanos con unos seres superiores con unas determinadas características y poderes (de acuerdo con el significado de la palabra, de origen latino, relingare).

Posteriormente, estos seres fueron delimitados y clasificados en las religiones politeístas. Muy poco tiempo después, junto con las religiones politeístas, habrían de convivir las primeras religiones monoteístas.

Si los dioses eran seres superiores, padres e todo cuanto en el mundo había, no podían ser motivo de cachondeo. Todo cuanto se hiciera en la Antigüedad, debía estar vinculado a los dioses, aunque todo se dirigiera a los hombres: las pirámides eran tumbas (oh, sorpresa, vida más allá de la muerte) destinadas a los faraones por el bien del pueblo.

Ya durante el Imperio Romano, concretamente hace unos 2000 años, la fe cristiana empieza a ver la luz (nunca mejor dicho) y llega a convertirse, con la Paz Constatiniana, en religión oficial.
Dicho estatus permanecerá durante toda la Edad Media y toda la Edad Contemporánea, épocas durante las cuales se llevaron a cabo las Cruzadas, asesinatos en nombre de la Inquisición, avances artísticos procurados por la Iglesia...hasta que, tras las revoluciones ideológicas del siglo XVIII, la Iglesia cristiana (ahora sí) entra en un proceso que la alejará del poder estatal y que culminará en el Concilio Vaticano II.

Aquéllos que quieran debatir saben ya por dónde voy: la religión es algo que siempre a acompañad al ser humano y es, de hecho, un de sus rasgos distintivos, ya que implica las primeras manifestaciones artísticas, científicas y religiosas; la Iglesia, como cualquier otra institución religiosa (miro ahora al mundo islámico) ha cometido crímenes que casi nada tienen que ver con la Palabra de Dios (salvo por que ésta era invocada); la Iglesia ha contribuido para bien y para mal a la historia del hombre; la religión y las instituciones deben ser criticadas para preservar su pureza, pero las críticas deben ser razonadas y justas...y, cuando se pide perdón, ¿no enseñan los padres a sus hijos que hay que perdonar?

Los que aun sigan buscando explicación a lo de Adán y Eva sin llegar a entender que están ante una mera explicación (tan válida como la de que las fuerzas de la naturaleza son eternas, todopoderosas e invisibles) dada por criaturas que empezaban a abrir los ojos a un mundo maravilloso que debían cuidar ad maiorem gloriam dei. Además, todos estos que siguen empeñados en pedir la sangre de los religiosos, no nos engañemos, la reclaman porque ni en mil años podrían lanzar una piedrecita...

Y una última cosa, a los que dicen que la Iglesia no puede ni debe opinar, la Libertad no tiene fronteras.

4 comentarios:

  1. Hola Francisco!

    La Iglesia tiene derecho a opinar. Por supuesto que sí ¿por qué no? Todos lo tenemos en una sociedad democrática. Otra cosa es que se compartan esas opiniones o no... Y que te parezcan intolerantes y retrógradas en algunos casos. Y que se tengan en cuenta.

    No se si aún sigues en Granada. En cualquier caso aprovecho para desearte un buen verano ;)
    Besos,
    María

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  2. Buenas noches.
    Creo que fue Edward Blunt (sí, ese temerario de blog sobre arte principiante y desconocido por el público) uno de los que propició que sir Fran decidiera escribir sobre el cristianismo. El tema para mí es tan interesante y amplio que podría pasar horas divagando sobre él, pero mejor me atendré a lo principal, y a lo expuesto en el blog: la necesidad y justificación moral de ser cristiano.
    Desde el alba de los tiempos, el ser humano ha sufrido la necesidad de hallar algo en que creer, algo por encima de las personas mortales, como único medio de justificar todas aquellas cosas que no tienen explicación o resultan moralmente complejas. Para empezar, el origen del mundo. Yo, respecto al tema y desde mi fundado ateísmo,
    comprendo que resulte más sencillo y gratificante para el Hombre creer que el universo ha sido dispuesto por la mano de algún Dios invisible y no por un fenómeno científicamente demostrable como puede ser el Big Bang. Y es eso precisamente, la total y absoluta ausencia de pruebas que fundamenten la presencia de un Dios o una fuerza superior que nos gobierne, lo que me impide creer en ello. Seamos francos: nadie sabe si Dios existe. A pesar de la profunda FE de algunos cristianos, que les lleva a creer que Dios, o una fuerza superior (curiosamente y todavía menos demostrable, de apariencia antropomórfica) existe y se halla presente en nuestras vidas, pero, ¿es la fe motivo suficiente para cimentar semejante creencia? Si yo dijera: "los alienígenas existen. Fueron ellos, y no ningún dios, quienes modelaron nuestro planeta y nos criaron en bases extraterrestres simulando las condiciones atmosféricas de La Tierra, para después borrar nuestra memoria y esparcirnos por la superficie del nuevo mundo." Si yo dijera eso, hordas de profundos cristianos o religiosos en general se levantarían indignados de sus asientos y me reprenderían: "¡eso es imposible! ¡Dios es el único capaz de dar vida!." Y si yo acto seguido les dijera: "¿por qué?", ¿qué diferenciaría nuestras actitudes? ¿Que sustituiría la falta de pruebas de una u otra visión de la Creación? En todo caso, NO LA FE. Repito, la fe, si bien necesaria para la realización de nuestros objetivos terrenales, no es suficiente para sostener que alguien, a quien nadie ha visto manifestado de ninguna forma exista, y sin embargo un cristiano fervoroso lo afirmará una y mil veces. Tal vez sea esto lo que hace que la religión sea una forma de UNIR al hombre, sí, pero, a través de su NEGACIÓN DE OTRAS PERSPECTIVAS, CEGARLO.
    Por eso me sorprendió que Fran, una persona por lo poco que he llegado a conocer de él librepensador e inteligente y con una filosofía como pocas he visto en alguien de su corta edad, sea un profundo cristiano. Eso explicaría su profunda convicción moral, y en todo caso, no cambia para nada mi concepción de él por este dato, incluso aporta algo más a su riqueza personal.

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  3. En cuanto a la Iglesia, bien. La Iglesia ha sido el principal medio de NEGAR la libertad del pueblo: la libertad para creer, para sentir y en ocasiones para opinar. Hasta bien entrada esta última era, ¿se consentía a los homosexuales en la Iglesia? ¿Se consentía a los politeístas, a aquellos que tenían otras creencias, acaso n ose despreciaba a los ateos, a los deístas, a los judíos, a los polígamos? Si Dios los hizo a todos iguales, ¿por qué sólo los cristianos poseían el derecho de la LIBERTAD lograda mediante una congregación que, al menos en tiempos medievales constituía una completa ALIENACIÓN? Incluso, como se apunta en el artículo, se llegó a empuñar el hierro candente y la espada contra los que no estaban de acuerdo con las normas de la Iglesia, y, ¿qué se consiguió? Durante la Edad Media, terribles crisis políticas y militares que desangraron al pueblo y a las arcas, en los siglos posteriores, la indignación se tradujo en forma de revueltas, revolución, violencia. Dios, si de verdad existe, cosa que no me atrevo a desmentir porque sencillamente NO PUEDO NEGARLO, no querría eso. el Hombre, si de verdad existe, no debería creerlo. He leído la Biblia varias veces, amigos, y los preceptos de la Iglesia son cuanto menos hermosos y justos, fundados en cimientos tan firmes como el amor o la dignidad, pero la propia Iglesia, corrupta y degenerada a través de los siglos, ha socavado estos cimientos por el hecho de incumplir sus normas. Hasta el último siglo XX. El siglo XX constituye un aplauso para la Cristiandad y la Iglesia. Un bravo, un bien hecho, un haber superado las barreras que les impedían ver y haber logrado una visión más justa y adaptada a la realidad social libre de hoy día. Tras el Concilio Vaticano II, puede decirse que la Iglesia sufrió un cambio de raíz que la ha convertido (al fin y al cabo no es sino una gran institución) en lo que los cristianos merecían. Aún hay cosas que pulir (la homosexualidad, el uso de métodos anticonceptivos pregestacionales), pero lo cierto es que se ha avanzado en derechos en el seno del catolicismo. En cuanto al aborto (toco el tema muy rápidamente y ya me voy, tranquilos), no hace falta ser católico, jóvenes madres estúpidas de hoy día, para darse cuenta de que MATAR, o abortar, dicho de manera más falsa, es ilícito, aunque sea a un ser sin formar del todo, pero un ser humano a fin de cuentas. El día que todas estas dudas morales se resuelvan, la cortina que separa a los escépticos de los creyentes se disolverá, y podremos decir que más que nunca, Dios estará con nosotros.
    Hasta entonces, que el respeto se deje ver en ambas partes. En los que creen, en los que no creemos, y en los cobardes que no se atreven a pensar ni tomar una determinación por una u otra vertiente. Porque siempre, con o sin una fuerza superior, seguiremos siendo iguales, más o menos ricos en espíritu, pero iguales en derechos y valor personal.
    Un cálido saludo, y buenas noches.
    Edward Blunt.

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  4. Saludos de nuevo. Aunque no es normal que me enzarce en debates abiertos con los que leéis y, en ocasiones, comentáis mis entradas, he decidido "bajar a la tierra" para puntualizar algunos aspectos que he encontrado más interesantes en los comentarios de mi buen amigo, Edward Blunt (que fue, efectivamente, quien puso en movimiento esta entrada).

    En primer lugar, quiero agradecerle los comentarios que escribe desde que pusimos en marcha este blog, hace poco más de un mes.

    Se ha escrito que para el ser humano es más fácil creer en la existencia de un ser superior que en hechos demostrables científicamente como el Big Bang.
    Sin embargo, aunque los científicos se empeñen en recrearlo con el nuevo acelerador de partículas, nunca tendremos la certeza absoluta de que ese fue el origen del universo y, aunque así fuera, tendríamos que preguntarnos el porqué de dicho fenómeno y porqué tuvo lugar (llegaremos a la misma conclusión que con la Vía del Movimiento).

    No quiero que se me malinterprete. Yo creo en la ciencia al estilo de Einstein: Dios está detrás de cada puerta que la ciencia logra abrir.
    Pero hay que reconocer que, con los argumentos actuales, muy parecidos a los que propone la religión, es un tanto absurdo conceder a la ciencia el báculo de la Verdad (aunque merecido tienen el de la Utilidad).

    Respecto a lo de que Dios no se manifiesta, siguiendo la línea argumental científica, podemos afirmar que realmente sí lo hace...de la gravedad no vemos el vector, sí el efecto; de Dios no vemos la luz, sí sus efectos.

    En cuanto a que la religión fue "el opio del pueblo", es totalmente cierto; quizás en un intento por imponer la Salvación sin saber muy bien cómo; quizás en un intento (este es la más segura de las causas) por obtener el control de los individuos. ¿Qué hay de malo en presentar una manera de actuar si creemos que es la correcta?¿Es condenable la Iglesia de la Edad Media si en pleno siglo XXI nos piden perdón?¿Debemos acabar con ella para evitar los males de la Edad Oscura?...¡No!
    Más bien tenemos que atender a las causas que llevaron a la humanidad a tal estado, no sólo por parte de la Iglesia, sino también por parte de los poderes estatales.

    No podemos negar la fe de nadie, no podemos mponernos a nadie; pero no podemos condenar a los hijos de los asesinos como si de los propios criminales se tratara.

    En cuanto a lo de los métodos anticonceptivos (ya estoy terminando), he de decir que, aunque no defiendo el aborto, no podemos pedir a una mujer que sea una heroína.
    Personalmente, considero que el mejor método anticonceptivo es la abstinencia, y que no podemos anteponer los placeres a la vida de otro ser humano...seamos realistas, seamos responsables.

    Por lo demás, sólo me resta decir que sí soy un profundo católico. Lo soy porque tengo la convicción de que es la única vía para acabar con el sufrimiento en el mundo (no en vano los Derechos Humanos son fruto directo del Cristianismo); pero eso no me convierte en un fanático, respetaré siempre cualquier opinión que tengan los lectores y los comentaristas.


    Muchas gracias a todos.

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